La puerta de la Fe y el camino a la
vida plena
La
puerta de la Fe, que introduce en la comunión con Dios y permite la entrada a
su iglesia, está siempre abierta para nosotras/os.
Se
cruza este umbral cuando la Palabra de Dios se escucha, se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia
que transforma.
Atravesar
esta puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Este camino
empieza con el bautismo y se concluye con el paso de la muerte a la vida
eterna.
La Fe, regalo de Dios
Es
el Señor quien llama a la puerta de nuestros corazones. Por eso, la fe es,
primeramente, un regalo de Dios, es una gracia que actúa y transforma nuestra
vida.
La
Fe se traduce, entonces, en testimonio y compromiso, en comportamientos y
gestos que nos llevan a ponernos al servicio de todos.
“Abrir el corazón”
Es
necesario subrayar dos aspectos de la Fe; el acto de Fe y los contenidos de la
Fe (expresados en el credo).
La
Fe personal comienza con el acto de Fe (que es decisión y asentimiento a Dios).
Pero
no basta conocer los contenidos de la Fe, sino que se requiere “Abrir el corazón” para aceptar lo que
la Fe propone.
La Fe es el encuentro con una persona
El
fundamento de la Fe cristiana es “el
encuentro con una persona”.
Es
decidirse a estar con el Señor Jesús para vivir con Él y “este
estar con Él” nos lleva a comprender las razones por las que se cree.
La Fe es aceptar los contenidos de la
Fe
A su
vez, el conocimiento de los contenidos de la Fe es esencial para dar el propio
asentimiento, es decir, para adherirse plenamente con la inteligencia y la
voluntad a lo que nos propone Dios a través de su Iglesia.
La Fe es vivir en las manos de Dios
Ser
creyente es sinónimo de cristiano. Pero la Fe que nosotros profesamos no es solo
un acto intelectual. Ser creyente es mucho más. Es entrar en una nueva forma de
vida, es jugarse la vida porque es un modo de ser y de vivir en las manos de
Dios, reconociéndolo como Padre; y en comunión con todos los hombres,
reconociéndolos como hermanos.
La Fe se muestra con las obras
No
se puede anunciar el Evangelio de Jesús sin el testimonio de la vida.
La
Fe se muestra con las obras. Y “la Fe sin
las obras está muerta” nos dice el apóstol Santiago; y agrega su célebre
desafío: “Pruébame tu Fe sin obras yo te
probaré por las obras mi Fe”.
Jesús,
hace 2000 años, enfrentado con los judíos armados con piedras para apedrearlo
les dijo a ellos y nos dice también a nosotros hoy: “Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean
por las obras. ¿Por cuál de ellas quieren apedrearme?
Que
el Espíritu Santo que nos acompaña en el camino de la vida nos ayude a
redescubrir cada día “la alegría de
creer”.
Parroquia San Pedro Apóstol, Hoja Nº 2
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