Del libro Un mirar que genera encuentro
María Cruz Ciordia (O.S.R.)
Edición De Signe, 2007
Sobre todo es una época de intensas vivencias afectivas y espirituales. El amor vuelve a llamar a tu puerta y, esta vez, te sientes profundamente enamorada.

Al releer “Historia de una conciencia”, ese precioso documento autobiográfico en el que nos regalas tu espacio íntimo donde la vivencia se nos impone, vienen a la memoria las palabras que, un siglo después, escribirá otra mujer española, Cristina de Arteaga y Falguera, hija de los duques del infantado, escritora abadesa de la Orden de San Jerónimo: “Nadie sospechara lo que he sufrido ¡Tú lo sabes, Señor! Nunca quieras echar en el olvido que todo el drama de mi vida ha sido la lucha del amor contra el Amor” (Ernestina de Champourcín. Dios en la poesía actual, A.B.C. 1., p. 209)
Por fin, reconoces y aceptas esta experiencia en tu vida, y recobras la serenidad y la confianza de si todas las puertas se cierran...
Antonia M. de la Misericordia Fundadora quien se sabe enteramente en las manos de Dios. Son muchas las vivencias y muchos los aconteceres, hasta que tu potencialidad afectiva se deja impregnar por el amor, al lado en que Dios ama.
Tu existencia es, sin saberlo, un camino progresivo hasta llegar hacer lugar de encuentro para la mujer que padece las duras consecuencias del fenómeno social de la prostitución. Porque crees en el amor, ese juego limpio de oferta recíproca entre dos personas, te pones a su lado y te ofreces a caminar con ella, hacia espacios más luminosos.
Por otra parte, puedes tener un diálogo abierto y sereno con Antonio, después que un acontecimiento imprevisto, impidiera realizar su boda.
Pasáis, ahora, al nivel de la amistad. Una amistad reciproca que supone “el encuentro de dos personas como tales, en su condición única, no intercambiable, proyectiva, capaz de imaginación y apertura y con vocación de permanencia. Esta amistad nos permite gozar de la compañía sin destruir nuestra soledad, y tiene una posibilidad de remanso en que la vida se aquieta y sedimenta”.
(Julián Marías. “Mapa del mundo personal”. Alianza Ed., 2005, p. 109).

de institutriz que ha durado trece años! Te duele profundamente que la reina, a la que guardas un gran cariño, no contemple tu situación con justicia y generosidad.
Es el duque de Riánsares el que toma cartas en el asunto y, con mano izquierda, logra asignarte una pensión de 1.500 francos anuales, unque figuraran como dados por las infantas. Situación bastante anómala que tu señalas en carta a Antonio Rubio, desde Friburgo, el 25 de marzo de 1861 “En suiza nadie me pregunta si salgo con pensión, sino cuánto tengo de pensión”
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